Barcelona se está preparando para recibir al pelotón del Tour. La ronda francesa recorrerá las tierras catalanas durante los días 9 y 10 de julio y el país quiere estar a la altura de las circunstancias.
Sin embargo, una de las iniciativas del ayuntamiento es colocar etiquetas con publicidad amarilla del Tour en las bicicletas del Bicing. En definitiva, gastarse una considerable suma de dinero en teñir las bicicletas de amarillo. Una medida insensata y futil teniendo en cuenta el contexto socioeconómico en el que nos movemos.
Cierto es que está la imagen de Barcelona en juego y que se trata de una oportunidad única de lanzar la ciudad al primer plano de la actualidad internacional. Sin embargo, me parece insensato e irresponsable invertir el dinero en banales iniciativas. No solo por la crisis económica, sino por el pésimo funcionamiento del Bicing en los últimos tiempos.
Seguramente, los ciudadanos preferirán que este dinero se invierte en reparar la flota de bicis o en emprender iniciativas contra el paro.
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